domingo, 15 de julio de 2018

Egoísta

Que egoísta de mi parte que se genere en mí -cuando te escucho decir feliz que tenés una buena noticia y me hacés sonreír- el pensar que eso significa que encontraste un hueco para nosotros donde podamos escaparnos un rato de la ciudad y del mundo, que pareciera ser cada vez tiene menos de mundo, de momentos, de gente viviendo.

Que egoísta pretender que tu felicidad está ligada a nosotros, vos y yo, pretender que las demás cosas son solamente accesorios, y pretender que todos los caminos conduzcan a Roma.

Es egoísta sentir lo mismo que un desengaño mientras vos ves la otra cara de la moneda, el lado oscuro de la luna, y estás del otro lado del muro de los lamentos.

Es egoísta tener que intentar -brutamente- acompañar el motivo de tu felicidad, sintiéndome chico y sabiendo que no fue por causa mía, y que no fluya dentro de mí como los cafés que me preparo y se enfrían con los cuales intento burlar al tiempo.

Que egoísta decirte que tengo ganas de verte cuando no te pregunto ganas de qué tenés vos, dando por descontado que posiblemente querés lo mismo, aunque debo reconocer que muchas veces me demostraste que tenemos las mismas ganas pero por esas cosas inexplicables del destino no se nos da. A esperar, otra vez, qué va a ser. El azar debe estar jugando a las escondidas.

Y haciendo honor a la verdad, lo entiendo todo y me pongo en tu lugar, puedo razonar y comprender lo que me decís y entiendo que es lo correcto, que está bien, y que tu felicidad es motivo de la mía. Pero tal vez haya dos cerebros y uno se encargue de la razón y el otro de la emoción, porque entiendo que hoy tampoco te puedo ver -y sos feliz igual, por otra cosa- e igual tengo tantas ganas. Que egoísta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario