Ya no le gusta.
Claro que miente. Pero dejó de lado todas esas maniobras o demostraciones de afecto, que tanta planificación y laburo le costaban. Si al final, piensa, no tienen asidero.
Ella en sus ojos, ya hace tiempo, descubrió lo que le pasa, lo que siente. Para asegurarse, tontamente, le tuvo que decir. Ella le confirmó lo que ya pensaba, notaba esa atracción hacia ella.
Ella, para bien y para mal, fue muy sincera, quizás producto de esas birritas que tomaron juntos. Y le tuvo que decir que, si bien lo quería, lo que sentía era amistad.
Es bueno tener amistades así, aunque a veces esas amistades sean en realidad muy etéreas. Generalmente uno de los dos se termina confundiendo, para no decir que generalmente uno de los dos termina enamorándose.
De todas maneras no se arrepiente de haberse declarado, siente que pudo ponerle definición a un cable suelto en su memoria.
Pudo haber sido irresponsable de su parte. Apurarse a veces es irresponsable. Pero prefirió ponerle fin antes que dejar sueltos estos cables. Cables que estaban muy lejos de conducir a tierra, y que estaban muy lejos de conectarse. Cree que ya no le gustaba esa sensación de estar todo el tiempo en el aire buscando una explicación o la fórmula mágica que resuelva las cosas. Total es difícil que las cosas cambien mucho, en cuanto a sentimientos se refiere.
Algunos le decían que tenía que jugar mejor, esperar el momento adecuado. Pero realmente se puede remontar un "adiós"? Una despedida? Mejor evitar esta agonía y acelerar las cosas.
Hoy intenta convencerse de que ya no le gusta. Lo que pasa es que como definió la cosa, ya no piensa en ella. Entonces la inercia lo lleva a sentirse mejor y creer realmente que ya no le gusta. Porque, total, desapareció de sus pensamientos. Y no porque él quisiera, sino porque ella lo decidió así.
Hoy puede hablarle tranquilamente sin ningún trasfondo, ya no busca nada de ella, algo más con ella. Intenta no mezclar las cosas, porque como la tiene que seguir viendo en los ambientes que frecuentan; tiene que caretearla. Tratarla como si no fuera nada, como si no hubiera algo más, o como si solo existiera "amistad".
Piensa que en el fondo pierde ella, porque estaba dispuesto a ser para ella esa piecita que complete el rompecabezas de su vida.
Al contarle lo que sentía, él dio el primer paso y ya ni siquiera tiene nada que esperar. Ella decidirá que acciones toma en consecuencia de esta información que recibió. Ella tendrá que dar, o no, el siguiente paso. Y esto lo deja tranquilo. Las cosas se resolverán como tenga que ser. Entonces recuperó la paz mental que necesitaba para dedicarse a cosas que realmente valen la pena. Pudo quitarse esa mochila pesada, cargada de expectativas, del hombro.
Está seguro.
Ya no le gusta, porque concluye que gustarse, o confundirse, es una decisión.
Ya no le gusta.
O...
Ya no me gusta.
Si hablara en primera persona.
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