viernes, 6 de octubre de 2017

Esa corbata

Se va desvaneciendo tu perfume en mi corbata, es probable que con la misma lentitud, pero también constancia, que tu recuerdo en mi memoria. Ando necesitando cada vez mayor esfuerzo para acordarme de la forma de los rulos de tu cabello, la nariz chatita tuya que no puede ser más linda y simpática, esos ojos que ya no me acuerdo que color tienen o capaz no exista ese color. Ando necesitando cada vez mayor esfuerzo para recordar tu sonrisa, tus labios, el tono de tu voz. Y lo peor no es que me esté olvidando de todo esto! Lo peor es que me anda resultando indiferente. Y no me malinterpretes, te sigo queriendo, pero me doy cuenta que mientras te sigo olvidando.

Y olvidando no porque quisiera, sino porque simplemente es así, se dio así, me cerraste las puertas y no sé si también las ventanas. Tu mirada me dice que la pelee pero creeme que la busqué con todo empeño pero no encontré la entrada, es posible que esté oculta en alguna parte y deba encontrarla, pero a veces también tu mirada me dice que no pelee. Bah! Tu mirada no, cuando me decís que no pelee me esquivás la mirada, pero con alguna señal me lo decís al fin.

Esta mañana al despertarme mi corbata me hizo pensar en esto, el café también, y con este último sorbo creeme que puedo sentir el aroma de tu perfume en mi corbata, estando ya lejos de casa. Me acompaña. Seguramente como me acompañan tu recuerdo en mi memoria, pero qué se puede hacer con solo recuerdos? Y al final, como decía, se desvanece tu perfume, tu recuerdo. Y la corbata está ahí a la vista, no la guardo, no quiero olvidarme de tu perfume, de aquella noche en que te la di y al día siguiente la seguías teniendo puesta, y la llevaste a tu casa, y un día que me dejaste dormir ahí te la pedí y me la devolviste. La corbata es importante, quizá sumó en esta historia, en esta loca confusión. Ya no me basta con oler tu perfume, y recordarte, antes de dormir. Se me dio ahora por recordarte también al despertarme. Pero el recuerdo ya no es como antes, se desvanece y creo que lo que siento también. No quiero cargarte con algo que no te nace y entonces tengo que abrirme. Aunque no quiera.

Puede ser que esté equivocado, ojalá, y mañana vuelvas a dormir con esa corbata, u otra cosa mía, y me vuelvas a dejar dormir en tu casa. Y vuelva a alisarte los rulos, perderme en tu mirada y partirte la boca de un beso mientras sonreís y te reís como minita, porque los dos sabemos que detenemos el tiempo, que cuando coincidimos no existe nada más. No importa nada más.

Tengo que ser sincero, me hacés falta, y te espero pero no sé hasta cuándo, y noté que empecé a mirar a los costados, a ver si no pasa alguien que ayude a sobrellevar este olvido involuntario. Mañana no sé si vas a seguir ahí, y quiero estar prevenido, supongo que no es algo personal sino supervivencia, supongo que no lo puedo controlar.

Tengo que ser sincero, te extraño, te quiero. Y quiero que esa corbata vuelva a ser la de antes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario