martes, 19 de septiembre de 2017

Aunque nos matemos un poco

Ahora mismo me encuentro un poco cansado para hacer poesía, relatar, sobre aquella noche, aquella madrugada. Estuve pensando en aquella todo el día, solo quería volver a casa para ponerme a ello, pensar en vos, en aquél momento. Al pedo me quedé hasta tarde trabajando, pero quiero hacerlo de todas maneras, tengo que plasmar de alguna forma aquella noche mágica, madrugada mágica que rozó el amanecer, en esta madrugada no tan mágica como aquella de hace un par de días pero que igual roza el amanecer, pero que igual -esta vez en solitario- me encuentra sintiéndote con la misma fuerza. Y qué importa desvelarse si puedo sentirte! Si en esta madrugada puedo recordar aquella que pasamos juntos. Y quién sabe si vos, que ya estarás durmiendo, no estarás soñando también con aquél momento.

Aquella noche llegaste tarde, fuiste la última persona en llegar, seguramente lo hacés a propósito, seguramente porque sabés que sos hermosa y eso te da cierta rebeldía. Qué difícil es pretender ser una estatua cuando llegás, encadenarse para no saltarte a la yugular, pero siempre hay pruebas que tenemos que superar. Y ni hablar de lo difícil que es tenerte al lado y simular que no me movés ni un pelo, cuando por dentro siento el volcán que erupciona. Erupciona porque está gritando algo, y creo que no es a tus oídos, sino a tus ojos, y a tu mirada, sino a tus labios y a tu sonrisa. Y no podés ser más linda que cuando llegás y estás seria hasta que te acomodás.

No podés ser más linda que cuando estás seria, sencillamente, porque en esa seriedad, en ese silencio, siento que nuestros sentidos se conectan y ese es nuestro secreto no acordado. No podés ser más linda que cuando, sin acordarlo, acordamos inconscientemente un secreto. Ya sé...! En esa primera mirada fugaz que nos quema, nuestros ojos acuerdan el secreto, o nuestro corazón, pero a la conciencia no le pasan esa información. Que lindo es conectarse sin la conciencia, sin ese filtro de la conciencia, sin la razón: que en estas cosas no tiene mucha importancia.

De lo lindo a lo difícil. Difícil por ejemplo es esperar el momento en que nos crucemos definitivamente, para no separarnos más, para hacer lo que queremos, para ser quienes somos, sin decirlo sino solamente sintiéndolo. Y una señal basta para mí, verte pasar cerca mío basta para mí. Difícil es esa espera, esa incertidumbre, el tiempo que irónicamente no pasa (cuando sabemos que en realidad nunca se detiene). Difícil es verte con todos, y no conmigo, y esperar. Pero está bien que sea difícil, está bien esperar, porque cuando por fin se da: se disfruta más, y ese encuentro queda sellado a fuego.

La puta madre...! No quería hacer la cosa romántica de más, solo quería recordar lo que pasó, solo quería recordar tus ojos y no tu mirada. Sí, tu mirada tiene la culpa. También tu sonrisa.

Y desde ese encuentro al fin, toda la luz blanca se desdobla en colores, todo se pinta alrededor, todo se vuelve mágico -loco- para mí. Y saber que ya no nos vamos a mentir me hace quererte un poco más, odiarte un poco más. Pero es importante que sepas que busco ser sincero con vos en lo que sea.

Ah, no podés ser más linda cuando te pregunto si querés agua y me decís que no, que mejor aprovechar la noche, la magia, tomando vino o algo más -un cigarro tal vez?-. Ya sé que soy un tarado y me estoy riendo como un idiota por eso. Sé que el peor error es idealizar. Pero me puede mucho esa rebeldía.

Y te saliste con la tuya, la mina más hermosa no acepta una negativa. Y aunque nos hagamos daño, aunque nos matemos un poco, compartimos ese primer cigarro tuyo que nos regaló el destino, como diciendo que el mañana no importa, que estamos juntos hoy y el resto no importa. Y qué cuadro imposible de pintar: un cigarro quemándonos los dedos, un amanecer, gente que pasa al lado y no vemos, una sonrisa tuya -que sincroniza perfectamente con una mueca seria- y esa mirada profunda hacia la nada. Esa mirada perdida al futuro, porque mañana no sabemos, pero hoy estamos juntos.

Y hablando de lo lindo y lo difícil.

Qué difícil es cuidarte y que lindo cuando me hacés caso, cuando me escuchás y con la mirada me decís que confiás en mí, que lindo saber que hay confianza!

Hablando de lo lindo y lo difícil.

Que lindo es amanecer así con vos, que linda noche y madrugada, qué lindos colores -perdiéndose como humo- tiene el amanecer. Que lindo cuidarte y acompañarte a tu casa.

Que lindo abrazarte.

Y qué difícil despedirse...!

No hay comentarios:

Publicar un comentario