En teoría para que haya un arcoiris tiene que llover en alguna parte y en otra tiene que "salir" el sol. La luz blanca emanada por esta estrella tiene que incidir en la minúsculas gotitas de agua y estas se encargan de dispersar esa luz en todos los colores que nuestra limitada conciencia nos permite apreciar, ver. Pero eso es solo la teoría. Un arcoiris puede ser un estado mental. Puede haber un arcoiris dentro de cada uno. En algún rincón dentro de nuestra inconsciencia puede estar lloviendo, y en otro; un sol intenta sobreponerse. Encontremos esa estrella, encontremos ese sol. Y dejemos que la dispersión se encargue del resto. De mostrarnos ese maravilloso espectáculo de iluminar todo en miles de longitudes de onda diferentes, en miles de colores. Pongamos colores en algún rincón dentro nuestro donde este muy nublado. Y además, pongamos un asiento encima de este arcoiris, para sentarnos, y, a la vez, detengamos el tiempo para poder siquiera sospechar todo lo que estas vibraciones de onda nos revelan.
— Signore, fa che io possa sempre desiderare più di quanto riesca a realizzare. Michelangelo.
miércoles, 28 de diciembre de 2016
El peluquero sabía
"Paciencia, todo tiene su proceso..." dijo un sabio peluquero amigo. Es lunes y es buena forma de arrancar la semana. Con esas canas en el poco cabello algo debe saber de la vida.
Igual es muy fácil decirlo pero no tanto comprenderlo y, mucho menos, llevarlo a la práctica. La paciencia realmente puede ser muy esquiva en ciertos casos.
Con esta resaca que ya va pasando me quedo bien colgado en esta frasesita que tiró como quien no quiere la cosa hablando con un extraño sobre no recuerdo qué tema, pero sin importar el tema entre el peluquero y el extraño esta es una frase todoterreno; paciencia que todo tiene su proceso. No podría ser más cierta, a veces apuramos al pedo las cosas, cuando con tiempo todo se soluciona, cuando con paz y ciencia todo se soluciona. La paciencia es la ciencia de la paz, como escuché en una canción. Esta frasesita es tan aplicable a tantas situaciones en la vida. Y no lo dijo un monje budista o un maestro zen, lo dijo un peluquero. Puede ser que el diablo sepa más por viejo, o puede ser que en el fondo todos tengamos la sabiduría incorporada y solo haya que aprender a escucharla.
Porque pareciera ser que muchas veces sencillamente nosotros no queremos lograr hacer las paces con nosotros mismos, no queremos darnos tregua a nosotros de nosotros mismos, y esquivamos la paciencia. Quizá por la catarsis que necesitamos hacer usando la impaciencia como disparador.
lunes, 12 de diciembre de 2016
Puede ser y nunca será
No le sirvieron, ni frase de Bukowski, ni el perfume de Antonio Banderas. Y seguramente que tampoco le iba a servir un poema de Neruda, un libro de Hesse, o una pintura de Da Vinci. No le sirvieron todas las palabras que pudo hilar, todos los sentimientos que pudo decir, ni todas las confusiones que pudo expresar. Pero porqué tienen que funcionar todas las cosas? Cuando los astros no están alineados qué se puede hacer? Cuando las cosas todavía no echan raíces, al pedo van en busca del sol. Cuando lo mejor que le puede pasar a dos personas es estar en la misma sintonía, vibrar a la misma frecuencia, tener la mejor onda; las cosas tienen que quedar ahí. Cuando se intenta pasar la delgada línea que separa esto de lo que viene después, las cosas no toman un buen curso. No sé si creer en el destino, prefiero no pensar en eso, pero como una forma de decir; si dos personas están "destinadas" a mirarse desde lejos y sonreír, a mirarse de cerca y sonreír, para qué buscar algo más? No podemos resumir la vida y detener el tiempo en una sonrisa? Es un tonto intento de ir poniéndole fin a las cosas? No nos bancamos que algo no tenga fin? Que algo simplemente sea, como es, y se perpetúe en el tiempo? No sé si sea una buena característica de los humanos el querer definir las cosas, medir, probar, sacar conclusiones, tomar decisiones, lanzarse en busca de respuestas. Los sentidos nos engañan, pero el alma no. Porque sencillamente hay cosas que no tienen respuestas. Porque no son preguntas. Y no son dudas. Son realidades, son verdades que no sabemos manejar ni apreciar; hay cosas que no se deben intentar cambiar, sino solo vivir, sentir. Estamos acostumbrados a creer que todo tiene un final, no estoy muy seguro de esto. Hay cosas que tenemos que aceptar que si bien pueden tener puntos suspensivos, no tienen un punto final. Y que lo mejor que te puede pasar para seguir caminando, es sacarse esa mochila pesada cargada de expectativas. A las cosas que no tienen fin las tenemos que guardar siempre, pero en la casa. Tienen que esperarnos que volvamos a casa. Mientras tanto salir y abrirse a la vida, que está ahí, al alcance del salto. Aunque parezca una contradicción, hay cosas destinadas a no ser, siendo todo. Estas son las cosas que no tienen fin, sobre todo en nuestra memoria. Escucho que tus palabras intentan ponerle fin, a cosas que tu mirada me dice que son eternas. Brindemos por lo que ocultan esos ojos. Brindemos por lo que puede ser y nunca será.
lunes, 5 de diciembre de 2016
Café y un poco de alquitrán
Que conchudo es el destino, que separa así nuestros caminos. Hace tanto esperé ese momento para por fin encontrarnos, y resulta que se nos escapa de las manos, que tal encuentro no va a poder ser.
Capaz esté tan enceguecido, tan con los ojos vendados, y el destino, universo o karma, solo quieran ayudarme. Mostrarme el camino correcto, el que más me conviene.
Pero tal vez yo no quiera hacerles caso, tal vez no quiera el camino correcto, tal vez quiera sucumbir ante esto que siento, tal vez quiera cometer el peor de los errores, equivocarme mal y, en todo caso, aprender así.
Este bajón me hace un nudo en la garganta y un vacío en el estómago, me quita completamente el hambre, al menos puedo intentar llenar este vacío con café y un poco de alquitrán.
Hay que aprender a dejar fluir ciertas cosas, ciertas situaciones. Entender que no es la primera, ni será la última vez, en la misma situación.