En teoría para que haya un arcoiris tiene que llover en alguna parte y en otra tiene que "salir" el sol. La luz blanca emanada por esta estrella tiene que incidir en la minúsculas gotitas de agua y estas se encargan de dispersar esa luz en todos los colores que nuestra limitada conciencia nos permite apreciar, ver. Pero eso es solo la teoría. Un arcoiris puede ser un estado mental. Puede haber un arcoiris dentro de cada uno. En algún rincón dentro de nuestra inconsciencia puede estar lloviendo, y en otro; un sol intenta sobreponerse. Encontremos esa estrella, encontremos ese sol. Y dejemos que la dispersión se encargue del resto. De mostrarnos ese maravilloso espectáculo de iluminar todo en miles de longitudes de onda diferentes, en miles de colores. Pongamos colores en algún rincón dentro nuestro donde este muy nublado. Y además, pongamos un asiento encima de este arcoiris, para sentarnos, y, a la vez, detengamos el tiempo para poder siquiera sospechar todo lo que estas vibraciones de onda nos revelan.
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