Ojalá sea lo último que te escriba, lo último que me inspires... Lo primero puede ser, de lo segundo no estoy muy seguro.
No sé qué hago memorizando palabras para cuando se de ese encuentro entre vos y yo, y me preguntes qué me pasó todo este tiempo, en qué andaba... Pero intento memorizarlas en serio! No quiero olvidarme de ninguna palabra cuando se de la ocasión, que en el fondo sé que ya no se va a dar. Tal vez las repito para relajarme y olvidarlas. Sí, debe ser eso.
Por fin siento que te vas! O por fin lo acepto, no sé. Puede ser que ya no te veo a lo lejos y entonces lo acepto. Ya puedo pasar a otra cosa, ya puedo entregarme a cosas más superficiales, mundanas, vicios... Dejar de escribir... Repetir el ciclo con alguien más.
No me da bronca la no despedida, creo. Así como creo que debió haberse dado mucho antes. No hacía falta prolongar la agonía. Por fin la paz, la tregua, la guerra fría.
Siempre respetamos aquél tácito acuerdo de no cruzarnos, de no hablar... O de hablar en silencio. Siempre uno de los dos cruzó la vereda cuando nos veíamos a lo lejos. Supongo que estuvo bien, empecé a hacerlo así, a quererlo así, y vos bien me seguiste.
Me seguiste? Siempre estuviste un paso adelante, o dos, o tres... En silencio. Yo hacía mucho ruido quizá, o era un poco más picante y evidente, un poco más tosco, quizá, pensé que lo hacía bien. Te envidio la frialdad, lo reconozco, lo sabés.
Siempre estuviste un paso adelante... Ya no te veo a lo lejos, ni me ves, pero igual seguís caminando más rápido que yo.
Cuál es la necesidad? Supongo que no te quiero alcanzar. Supongo que no, si es que no te frenás.
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